Orígenes de la Hermandad

José Bermejo y Carballo en su obra Glorias Religiosas de Sevilla (1882), daba a conocer que

En 1585, o por la cuaresma del año de 1584, como dice Alonso Morgado, tuvo principio una hermandad, que este escritor titula de los Niños Perdidos, fundada por el Muy. R. P. Maestro y después Provincial Fr. Diego Calahorrano, del orden de Predicadores, juntamente con algunas personas celosas del servicio de Dios para acoger criaturas huérfanas y forasteras desamparadas, vestirlas, criarlas y reducirlas a mejor y más cristiana educación; pero principalmente a las niñas…

El autor citado por Bermejo, Alonso Morgado, fue coetáneo a la fundación de aquella institución benéfica. En 1587 publicó su Historia de Sevilla, una obra imprescindible para conocer la Sevilla de finales del siglo XVI y el contexto en que nació el instituto caritativo dedicado al auxilio de niñas huérfanas.

Bermejo mencionaba que la sede fundacional sería el convento de Santa María de Monte-Sión, perteneciente a la Orden de Santo Domingo o de Predicadores, si bien la institución tomó una casa en la calle de la Cañaverería que, bajo la dirección y gobierno de dos mujeres de buena vida y ejemplo, fue la primera morada para recogimiento y educación de aquellas niñas desvalidas.

El padre Calahorrano solicitó el 12 de julio de 1587 al Ayuntamiento de Sevilla que se hiciera cargo del patronato de la Casa de las Niñas Huérfanas. La propuesta fue aceptada el 20 de julio de aquel año. Desde ese año, el hospicio ya no se encontraba en las inmediaciones de la Alameda de Hércules, sino en la calle de la Pajería, actual Zaragoza.

En 1595 el Ayuntamiento donó al Asilo de Niñas Huérfanas la cantidad de 30.472 maravedíes de tributo redimible, por 1.301 ducados de principal, un solar y sitio que sobró de la casa hospital, llamada Santa Cruz en Jerusalén, que había sido adquirida por el Ayuntamiento para ensanchar la calle llamada Gelves —actualmente Méndez Núñez—. Tras el derribo de dicho hospital, esta calle fue alineada y sobre el solar residual se edificó la Casa de las Niñas Huérfanas. En esta nueva ubicación se construyeron las dependencias destinadas a vivienda de las niñas y una pequeña capilla, cuya entrada estaba por la calle del Ángel, frente de la antigua parroquia de la Magdalena.

Viendo los fundadores del instituto benéfico la progresión que iba tomando, redactaron sus primeras reglas y ordenanzas en 1595, las cuales fueron aprobadas por el cardenal arzobispo Rodrigo de Castro, bajo la advocación de Nuestra Señora del Socorro y Amparo. Estas primitivas reglas constaban de 30 capítulos, dirigidos al amparo y protección de las huérfanas: los hermanos estaban obligados a pedir limosna para el sustento de las niñas, sin poderse invertir en otros fines lo recaudado.

Cardenal Rodrigo de Castro

La Hermandad del Mayor Dolor de Cristo y Nombre de María

                                 
A finales del siglo XVI sitúa Bermejo a la Cofradía del Nombre de María en la iglesia del convento de la Merced Calzada —Museo de Bellas Artes en la actualidad—, no aportando datos fidedignos de sus orígenes ni opiniones fundamentadas.

Consta en las reglas aprobadas el 17 de agosto de 1696, que la Hermandad fue fundada por los escribanos de esta Ciudad, quien siempre la ha conservado en igual unión, con los demás Ministros, procurando estar siempre reconocidos a tan santa obra, aya de ser precisamente uno de los Alcaldes y el Fiscal de esta Hermandad, Escribanos, vecinos de esta Ciudad.

Disponemos de escasas noticias de la estancia de la Hermandad en este cenobio. Sabemos que la Cofradía pagaba a la comunidad mercedaria 100 reales anuales por su estancia en el convento, elevándose esa renta a 300 si hacía estación de penitencia, la cual tenía lugar en Jueves Santo.

Una epidemia de peste asoló Sevilla en 1649 y trajo consigo la mayor causa de mortandad producida en su historia moderna, con unas consecuencias desastrosas. La Hermandad del Mayor Dolor y Dulce Nombre casi se extinguió. Dentro de la iglesia conventual de la Merced, las imágenes ocupaban un tabernáculo pequeño y cerrado, en el que apenas cabían. Los pocos hermanos con que contaba la Cofradía, tuvieron serias desavenencias con los mercedarios, por lo que la Hermandad solicitó al Ayuntamiento que, de manera provisional, se le permitiera establecerse en la capilla del Hospicio de las Niñas Huérfanas.